04 May Reafirmando la presencia en la encrucijada de las Américas: evaluación de la intervención militar estadounidense en Panamá

Por,

Jose Adan Gutierrez, Senior Fellow, MSI²

Resumen ejecutivo

Panamá y Estados Unidos han mantenido una alianza estratégica centrada en el Canal de Panamá desde la firma de los Tratados Torrijos-Carter en 1977, que consagraron una Cláusula de Neutralidad que garantiza el acceso abierto y no discriminatorio para todas las naciones, tanto en tiempos de paz como de guerra. 

En virtud de estos tratados, Panamá asumió la plena responsabilidad de las operaciones y la defensa del Canal el 31 de diciembre de 1999, mientras que Estados Unidos conservó el derecho a proteger unilateralmente su neutralidad en caso de amenaza. Después del año 2000, Panamá ha acogido varios despliegues militares estadounidenses, incluyendo el uso planificado de antiguas bases como la Base Aérea Howard, junto con ejercicios bilaterales anuales PANAMAX y entrenamiento continuo en operaciones especiales y seguridad fronteriza con el Comando de Operaciones Especiales Sur de Estados Unidos. En la encrucijada de las Américas, se libra una batalla por el dominio regional, que enfrenta a Estados Unidos y China en un importante conflicto por la influencia.

Introducción

Debido al Canal, el pequeño país centroamericano de Panamá se encuentra en la encrucijada del creciente conflicto entre las dos potencias económicas y militares más importantes del mundo: Estados Unidos y la China comunista.

Recientemente, Estados Unidos y la República de Panamá firmaron un Memorando de Entendimiento que permite el despliegue de tropas estadounidenses en la zona del Canal. Si bien este no es el primer acuerdo de este tipo entre ambas naciones desde el año 2000, la presencia de fuerzas militares estadounidenses en Panamá, aunque no sea permanente, plantea importantes interrogantes estratégicos y políticos. Quienes lo apoyan sostienen que una mayor cooperación militar mejorará la seguridad regional, protegerá infraestructuras críticas como el Canal de Panamá y contrarrestará la creciente influencia, especialmente la del expansionista Partido Comunista Chino. Sin embargo, quienes lo critican advierten que la continua intervención militar estadounidense podría vulnerar la soberanía panameña y poner en riesgo la militarización de las instituciones nacionales, un escenario que evoca la historia de golpes militares y regímenes represivos de la región.

Este artículo examina ambas dimensiones, extrayendo lecciones de la historia para fundamentar los debates políticos actuales.

Antecedentes históricos y lecciones aprendidas

La intervención militar estadounidense de diciembre de 1989, conocida como Operation Just Cause (Operación Causa Justa), se lanzó para derrocar al general Manuel Antonio Noriega. Noriega, otrora agente de inteligencia estadounidense, se había convertido en un líder autocrático fuertemente involucrado en el narcotráfico. Su régimen representaba una amenaza creciente para el personal y los intereses estadounidenses, y ponía en peligro la transferencia ordenada del Canal de Panamá al control panameño. En ese momento, el gobierno estadounidense se resistía a entregar el Canal —una ruta comercial global esencial— a un régimen militar corrupto y narcotraficante. Esto hacía imperativo que Panamá hiciera la transición a un gobierno civil elegido democráticamente antes de asumir el control. La intervención finalmente condujo a la captura de Noriega y al desmantelamiento de las Fuerzas de Defensa de Panamá (FDP), sentando las bases para la restauración del gobierno civil.

Este episodio forma parte de un legado regional más amplio en el que las fuerzas armadas han sobrepasado repetidamente el control civil, lo que a menudo ha resultado en represión y abusos de derechos humanos. Estas experiencias subrayan la importancia de garantizar que cualquier cooperación futura en materia de seguridad no permita el resurgimiento de un gobierno militarizado ni debilite las instituciones democráticas en Panamá.

Ventajas de una presencia militar estadounidense continua

1. Mayor seguridad regional y disuasión estratégica:

Una presencia estratégica estadounidense, como la de la serie de ejercicios PANAMAX, contribuye a fortalecer la arquitectura de seguridad de Panamá, disuadir a los adversarios y garantizar el funcionamiento ininterrumpido del Canal de Panamá, una vía vital para el comercio global y los intereses nacionales de Estados Unidos. Cabe destacar que la rotación de fuerzas estadounidenses también sirve como un firme contrapeso visual a la rápida expansión de China en Panamá y la región en general. En una reciente visita a Panamá, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, declaró que la presencia de las fuerzas militares estadounidenses no solo demuestra una demostración de fuerza, sino que también reafirma la política estadounidense al evitar que potencias militares rivales como China creen divisiones entre Estados Unidos y sus aliados regionales.

2. Mayor interoperabilidad:

Los ejercicios conjuntos y el entrenamiento especializado con las fuerzas estadounidenses pueden modernizar las capacidades antiterroristas y de seguridad fronteriza de Panamá, facilitando un intercambio de inteligencia más fluido y una coordinación operativa más fluida.

3. Beneficios económicos y logísticos:

La protección del canal y su red logística contribuye a estabilizar el comercio regional, lo que beneficia tanto los intereses económicos de Estados Unidos como los de Panamá. Es fundamental comprender que el principal medio de China para establecer un papel más amplio, tanto en Panamá como en el resto de la región, es principalmente económico, político y diplomático. Por lo tanto, Estados Unidos también debe contar con una estrategia integral que incluya todos los instrumentos de poder nacional en la zona, no solo el militar. Más allá de la proyección de poder, tanto Estados Unidos como la región se beneficiarán significativamente de la renovada inversión y el desarrollo de infraestructura estadounidenses. Cualquier vacío que deje Estados Unidos —económico, militar, político o informativo— será rápidamente aprovechado por China, deseosa de expandir su presencia en la región. Las empresas estadounidenses deben tomar medidas audaces y proactivas para competir directamente en América Latina, o correr el riesgo de perder terreno frente a sus rivales globales.

Desventajas y preocupaciones sobre las bases permanentes

1. Soberanía y orgullo nacional:

Algunos partidos políticos nacionalistas de izquierda en Panamá consideran la renovada presencia militar estadounidense como una regresión que atenta contra la soberanía nacional, evocando recuerdos de intervenciones pasadas y potencialmente alimentando el resentimiento interno. Afirman que una presencia permanente de EE. UU. o un entrenamiento militar exhaustivo para la policía local corre el riesgo de fomentar una cultura militarista. Los ejércitos de varios países de la región tienen un historial irregular de permanecer bajo el liderazgo civil. Cuando las fuerzas armadas han adquirido un poder excesivo, en muchos casos han arrebatado el control a las autoridades civiles, lo que ha provocado golpes de Estado y, en algunos casos, atrocidades contra sus propias poblaciones. El PDF de Noriega es solo un ejemplo.

2. Repercusiones diplomáticas:

Las fuerzas estadounidenses rotativas han contribuido positivamente a la seguridad del Canal. Sin embargo, el establecimiento de bases estadounidenses permanentes en Panamá podría tensar las relaciones regionales y alimentar el sentimiento antiestadounidense, proporcionando munición política a regímenes de izquierda como Cuba y Venezuela en sus continuos esfuerzos por desestabilizar el hemisferio occidental.

Capacitación de la Policía Panameña: Beneficios y riesgos

Ventajas:

Profesionalización:

El entrenamiento de las fuerzas especiales estadounidenses puede mejorar la eficiencia de las fuerzas del orden, optimizar las capacidades antiterroristas y reducir los tiempos de respuesta.

Mayor interoperabilidad:

La armonización de los procedimientos policiales panameños con los de las fuerzas estadounidenses fomenta una coordinación más estrecha durante las operaciones conjuntas.

Riesgos:

Sobremilitarización:

El entrenamiento táctico especializado puede transformar una fuerza policial civil en una estructura cuasimilitar, socavando la vigilancia comunitaria y aumentando la violencia.

Precedentes históricos:

Las estructuras militares fortalecidas en América Latina han sobrepasado repetidamente los límites democráticos y, en ocasiones, han tomado el poder político mediante golpes de Estado.

Posibilidad de expansión de la misión:

El entrenamiento, originalmente dirigido a la lucha contra el terrorismo y la interdicción de drogas, podría extenderse a otras operaciones, lo que daría lugar a usos de la fuerza más amplios y menos responsables.

Equilibrio entre seguridad y soberanía: Un dilema delicado

El reto para los responsables políticos es lograr un equilibrio entre una mayor seguridad y la preservación de la autodeterminación nacional de un aliado regional. Las estrategias pueden incluir:

Cooperación condicional:

Seguir limitando la participación militar estadounidense a despliegues temporales y rotativos por invitación, en lugar de establecer bases permanentes.

Límites institucionales claros:

Además de la seguridad del Canal, la lucha contra el terrorismo y la capacitación relacionada, la capacitación policial también debe priorizar las tácticas orientadas a la comunidad y una sólida supervisión civil para evitar una dependencia excesiva de enfoques militarizados.

Diálogo bilateral continuo:

Mantener consultas periódicas entre funcionarios panameños y estadounidenses para monitorear los impactos y abordar las inquietudes en tiempo real.

Conclusiones

La posición estratégica de Panamá, dependiente del Canal, de importancia mundial, la sitúa en el centro de un conflicto cada vez más intenso entre Estados Unidos y la China comunista. El Canal no solo es fundamental para la economía panameña, sino también para los intereses de seguridad de ambas potencias mundiales. Una presencia militar estadounidense visible y continua actúa como un factor disuasorio ante la agresiva expansión china y una clara declaración de que Estados Unidos se opondrá a cualquier intento de introducir fuerzas militares rivales entre él y sus aliados regionales.

La reafirmación de la presencia militar estadounidense en Panamá y la intensificación del entrenamiento policial mediante fuerzas especiales ofrecen ventajas notables en materia de seguridad, interoperabilidad y estabilidad económica. Fundamentalmente, la rotación de las fuerzas estadounidenses envía un mensaje contundente e inequívoco al Partido Comunista de China: Estados Unidos se opondrá con firmeza a cualquier intento de crear divisiones entre Estados Unidos y sus aliados regionales. Sin embargo, estos beneficios deben sopesarse cuidadosamente frente a los riesgos significativos, en particular la erosión de la soberanía, la posibilidad de militarización interna y el precedente histórico de extralimitación militar en Latinoamérica. Las intervenciones estadounidenses anteriores y el legado de regímenes represivos ofrecen valiosas lecciones. Un enfoque mesurado y condicional, con una sólida supervisión civil y un diálogo continuo, es esencial para mejorar la seguridad y, al mismo tiempo, salvaguardar las instituciones democráticas de Panamá, la estabilidad regional y la neutralidad del Canal de Panamá.

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Referencias

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